Amor?
Posted on 19:53
Por amor King Kong fue capaz de trepar el
rascacielos más alto de los Estados Unidos y enfrentar a la fuerza área. Por amor
a su esposa el emperador Shah Jahan ordeno construir el Taj Mahal. De acuerdo a
la leyenda, por amor a la doncella Iztacihuált un guerrero azteca se convirtió en
el volcán Popocatepelt. Y por amor a Yoko Ono, John Lennon fue capaz de
deshacer una de las agrupaciones más influyentes en la música y cultura populares
del siglo XX, el propio Lennon y sus compas previamente ya habían dicho que todo
lo que uno necesita es amor (All you need is LOVE). Pero, ¿qué es el amor? Y ¿Qué
utilidad práctica tiene realmente?
Es bien sabido que toda supervivencia de una
especie depende no únicamente de su capacidad de adaptarse al entorno (o en
nuestro caso adaptar el entorno a nosotros), sino en su capacidad de
reproducirse y heredar sus características a sus descendientes. Sin embrago, a
diferencia de animales y plantas, la especie humana va más allá de la simple
necesidad de reproducirse y las uniones entre hombre y mujer implican de
antemano ideas y conductas complejas de amor, monogamia y fidelidad. La monogamia
es rara, pues con excepción de los reptiles un gran número de especies la
practican, sin embargo con algunas excepciones de especies de perico, pingüinos
y algunos monos del Amazonas, ninguna especie animal escoge una sola pareja
para serle fiel hasta que literalmente la muerte los separe. La existencia de
los divorcios parece darle la razón a la biología, y sin embargo, en las
sociedades humanas sigue idealizándose mucho la fidelidad y las uniones de por
vida. Para los biólogos evolucionistas la fidelidad no es tan ilógica si se
considera como un simple mecanismo de supervivencia de nuestra especie.
Según el biólogo evolucionista Richard Dawkins,
las hembras instintivamente buscan individuos fuertes que puedan heredar dicha
fuerza a su descendencia. Pero en la especie humana, otro factor que influye en
gran medida, es la lentitud del desarrollo durante la infancia. Mientras que
una cría de caballo o jirafa, es capaz de correr al parejo de su madre a solo
unos minutos de haber nacido, un bebe humano tarda en promedio entre cuatro y
seis años en poder hacer lo mismo. Durante todo ese tiempo tanto el bebe como
la madre son completamente vulnerables, según Dawkins es por esta razón que las
mujeres instintivamente buscan una pareja que esté dispuesta a acompañarla
fielmente durante un tiempo muy prolongado, ese mismo instinto seria el que
hace que las mujeres no cedan tan inmediatamente a los requerimientos sexuales
de una pareja potencial, pues solo los hombres con la paciencia y perseverancia
(a aguantar muchachos) suficiente para soportar un cortejo durante meses,
garantizaran una fidelidad adecuada.
En 1987 una antropóloga y bióloga Fisher (no
pongo el nombre completo porque esto lo saque de 3 artículos pero no guarde las
direcciones y solo hice notas para escribir y complementar con mi choro jaja.)
publicó un libro llamado algo así como el trato sexual o el contrato sexual,
donde expuso sus descubrimientos sobre la feniletilamina, a la cual identificó
como la principal sustancia química detrás del estado de enamoramiento. Casualmente
esta sustancia sólo puede prolongar sus efectos por cuatro años, precisamente
el tiempo en que un bebe deja de serlo para convertirse en niño. Corroborando la
hipótesis según los estudios de esta misma antropóloga realizados en 62 (creo)
sociedades distintas el 80% (este porcentaje si lo apunte bien) de los
divorcios ocurren durante el cuarto año de matrimonio. Ahora bien, aunque biológicamente
el amor se agota a los cuatro años, la cosa cambia a nivel psicológico, ya que
en cuatro años o seis años de convivencia continua, se llega a desarrollar otra
clase de amor, mucho menos pasional pero más afectivo.
Cuando una pareja se encariña mutuamente se
propicia a que esa unión perdure, aun cuando los efectos químicos e instintivos
hayan pasado. Desde una perspectiva antropológica (y yo creo que también de
sentido común) esta situación es ventajosa, no sólo para un mejor desarrollo
social de los hijos sino de la pareja dentro de una comunidad, pues a fin de
cuentas ambos individuos deciden cooperar entre sí para un progreso compartido
(pues ya que estamos juntos a hacerlo lo más chingón posible). La estabilidad
de un sistema social es directamente proporcional a la de sus miembros (como
les decía, puro sentido común) y si bien evolutivamente hablando sólo progresan
los individuos más aptos y competitivos, la cooperación reduce esfuerzos y
facilita que un mayor número de individuos persistan (es decir, los feos como
yo), entonces no resulta tan ilógico que la mayoría de las culturas, entre sus
reglas y costumbres, de un modo u otro, fomenten el concepto de fidelidad y
recriminen las situaciones de infidelidad.
Por supuesto, existen también las sociedades
basadas en la poligamia, pero incluso las culturas árabes y africanas, donde se
han institucionalizado los matrimonios múltiples, el hombre puede tener la
cantidad de parejas que quiera, pero sólo bajo la condicionante de que posea
los recursos suficientes con que sustentarlas y que sus uniones estén legitimadas
por los ritos y costumbres correspondientes. Por supuesto las sociedades
continuamente están evolucionando y las oportunidades de convivencia se han ido
haciendo cada vez más equitativas, lo que ha derivado en que el concepto de “fidelidad
de pareja” en la actualidad sea menos estricto y necesario que en épocas pasadas.
Pero no por ello la idea ha dejado de ser menos idealizada como una virtud desde un punto de vista social y cultural.
Si bien cada cultura humana desarrolla sus muy
particulares costumbres y modos de interpretar al mundo, al final es curioso
notar que casi todas suelen reservar un lugar para rememorar el amor. Hay quienes
escriben canciones de amor, hay quienes escriben melodramas dramáticos y hay
quienes deciden celebrarlo a lo grande. Pero la celebración por excelencia del
amor (apreciada por unos y recriminada por otros) es sin duda alguna el día de
San Valentín (del cual escribiré la siguiente semana)