… Al llegar a aquel restaurant, como era
costumbre me reciben con una copa. Me siento y ordeno de comer y de inmediato,
como si estuviera programado, me llega una idea para una historia y comienzo a
escribir.
Ya he terminado de comer pero no de escribir,
cae la tarde. Ordeno un café y en mi cuaderno mi mano no ha dejado de moverse. En
seguida siento una mirada sobre mí, pero no encuentro entre la gente quien este
emitiendo esa mirada, sigo escribiendo, pero sigo sintiendo que alguien me
observa. Alguien se acerca, levanto la vista y es ella!! Claudia. La invito a
sentarse, ella acepta y dice - ¿qué escribes?- yo contesto que si recuerda que
un día le dije que me gustaba escribir, ella afirma con la cabeza.
De inmediato ordeno de cenar y ella hace lo
mismo. Le comento que le he llamado por teléfono, a lo que responde que su
ausencia se debió a que había ido a visitar a unos familiares, pero pregunta
que cual era el fin de mi llamada, a lo que contesto que era para confirmar lo
del fin de semana, le comento a qué hora nos vamos y el día en que
regresaremos; sólo contesta que ahí estará.
Ha llegado la cena y de inmediato pido una
botella de vino. Cenamos y durante la cena intercambiamos miradas de
complicidad y platicamos. Se me ha ido la noción del tiempo, pero no me importa
porque es tan agradable su compañía. Durante la plática empiezo a conocerla más
y como si esto fuera poco me empiezo a enamorar de ella, pero no físicamente,
que también es así, pero también de su inteligencia y de su ideología. Ella es
una persona sencilla y sin inhibiciones, ella es la persona, y aunque suene muy
trillado, es con quien siempre soñé.
Salimos del restaurant y ella me ha tomado de
la mano y me comenta que conmigo se siente bien y que quiere conocerme un poco
más. Empezamos a caminar sin rumbo fijo, sólo hablamos y hablamos, yo me siento
muy cómodo y feliz. Al término de un par de horas me ofrezco para llevarla a su
apartamento, ella acepta. Seguimos platicando, al llegar a su casa me despido,
pero ella me invita a pasar y obviamente yo acepto, subimos. Al entrar, mi
mirada se queda perpleja al ver la decoración, en todas las paredes hay recortes
de artículos de revistas y periódicos, que le dan un aspecto muy agradable a
ese espacio. Me invita a tomar asiento en lo que ella va por una botella, unas
copas y unos cigarros. Observo el reloj y veo que marca las 2:00 am, pero no me
importa, porque al verla se me olvida todo.
Descubro mucho en su personalidad que encaja
con la mía, por tanto, me gusta mucho más. Después de una hora estamos
completamente borrachos y ella pone música y comenzamos a bailar (no soy un
tipo que acostumbra bailar, pero haré todo porque ella se sienta bien) un buen
pretexto para sentirla entre mis brazos. En mi cabeza comienza a desatarse el
deseo que no puedo contener, quiero tenerla. Se acaba la música y solo nos
quedamos viendo, nos besamos, suceso que quería que ocurriera después de la
cena. Nos hemos sentado a platicar, pero volvemos a besarnos, pero esta vez es
un beso más profundo, lleno de una mezcla rara de deseo carnal pero a la vez
lleno de delicadeza, en fin, es un sentimiento confuso que no puedo explicar. Esta
vez el deseo de tenerla es más poderoso y ella me corresponde con un beso más
intenso, nos hemos desvestido y al verla desnuda me es imposible creer que tanta
belleza se haya concentrado en un solo ser, no puedo creer lo que contemplan
mis ojos. La miro de arriba abajo, esos pechos tan redondos y firmes, dignos de
cualquier manjar, su cintura tan delgada que da miedo tocarla por pensar que se
vaya a quebrar con el más ligero toque, como si fuera el más fino cristal o una
vasija antigua…
¿Alguna vez
cuando vas por la calle, cuando estas con tus amigos o te encuentras en cierta
situación, has sentido que estas pasando por una experiencia que ya has vivido?
Te sacas de onda, te desconcierta y no encuentras razón alguna que pueda
explicar esa sensación.
Esta extraña
situación es conocida con el término francés “déjà vu”, el cual quiere decir
“ya visto”. Se dice que una de las posibles razones por las cuáles nos puede
suceder esto es por un error en nuestro cerebro difícil de explicar.
Médicos
británicos han abierto una nueva brecha en la investigación del sorprendente
fenómeno del "déjà vu", que afecta al 70% de la población y para el
que la ciencia no tiene todavía una explicación concluyente. Aunque se asocia
con una alteración de la memoria, la investigación se ha complicado al
constatarse que no es únicamente una vivencia ocasional, sino que hay personas
que siempre tienen la sensación de que están reviviendo el presente.
Se dice que la
edad en la que es más probable que se presente el déjà vu es entre los 15 y 25
años, la mayoría de los aquí presentes somos propensos a esto y muchas cosas
más que nos creamos; por gusto, por necesidad o por masoquistas (triste esto
último pero es así).
Las hipótesis
que avanza la ciencia para explicar este fenómeno son diversas. Psicólogos y
neurólogos consideran el déjà vu como
una alteración de la memoria. Los psicoanalistas piensan que es resultado de
los sueños diurnos y de las fantasías inconscientes de la persona. También se
relaciona con una alteración de la percepción o como un error en el
procesamiento cerebral del tiempo, una especie de incapacidad temporal para
establecer una secuencia lógica de los episodios percibidos.
Se dice que el
cerebro memoriza los recuerdos de tal manera que cualquier detalle de una
escena, como el olor, color o sonido, permite acceder a todos los detalles de
la escena recordada, según el principio holográfico de que el todo está
reflejado en cada una de las partes. Entonces, cuando en una experiencia nueva
el cerebro identifica un detalle asociado a otra experiencia anterior,
incorpora los sentimientos vividos en la primera experiencia produciendo la
sensación de que la estamos viviendo por segunda vez.
Bueno, ya para
no hacerles el cuento tan largo, como ya lo mencioné antes, es “normal” que se
nos llegue a presentar un déjà vu, pero existen casos crónicos. Aquí les dejo
una pequeña historia que se ha dado en las últimas investigaciones:
La historia que relata al respecto la
Universidad de Leeds en un interesante comunicado parece el argumento de una película de ciencia ficción: un paciente
acude a la consulta de un médico por primera vez en toda su vida y dice que no
sabe para qué ha venido si ya tiene el recuerdo de haber estado allí, de lo que
hablaron (o hablarán), e incluso puede dar detalles de algunos objetos de la
habitación a los que todavía ni siquiera ha mirado.
Últimamente he sufrido de estas
situaciones pero también he tenido premoniciones, es algo que empieza a
consternarme (y mucho!). Por ejemplo, mi idea de escribir sobre este tema
surgió desde la semana pasada, y días después mi compita me puso el sobrenombre
de “déjà vu”, comienzo a creer que son cosas del diablo. Así que si les sucede
algo similar, siéntanse inteligentes y esperen pacientemente en la clínica
mental, yo ya fui a apartar mi lugar.
Este año estuvo lleno de cambios. Es muy raro
que en mi vida realice o sufra tantos cambios de un madrazo, pero este año así
fue.
Empezando por el cambio de sección. Este año
decidí salir de mi zona de confort y explorar nuevas cosas y claro a lado de mi
carnalito o como yo le llamo mi Déjà vu (chiste local) y pues nos arriesgamos a ser rechazados y ser los
invasores de una sección totalmente nueva. Para no hacer el cuento largo a
final de cuentas fuimos bien recibidos (no sé si desde un principio) pero los
resultados fueron positivos y puedo decir sin temor a equivocarme que hacer ese
cambio fue lo mejor que pude haber hecho en este año. Hice buenas amistades y
obtuve cosas muy positivas.
Bueno no platicaré todos los cambios que me
han ocurrido en este año porque sería demasiado largo y además a ustedes ni les
va a interesar. El hecho es que los cambios siempre ocurren, en cualquier
tiempo, en cualquier espacio y uno debe de aprender a adaptarse pero sobre todo
uno debe aprender a conocerse. A veces esto último resulta demasiado difícil y
complejo, pero si uno no aprende entonces ¿para qué cambiar?
El camino que vamos haciendo y el que vamos
recorriendo nos hace ver las cosas de distintas maneras, las despedidas, los encuentros,
los reencuentros todas estas cosas están mediadas por lo que somos, por lo que
queremos ser y por lo que fuimos. El pasado forma parte de nuestro presente,
las cosas nunca se repiten pero si nos ayudan a comprender o por lo menos a
encontrarles algún sentido a las cosas que se nos van presentando, las
circunstancias que se nos presentan representan un reto al que debemos de
enfrentarnos, ese reto está en el día a día, uno no siempre está listo para
enfrentarlo, pero la vida (que es tan culera) mantiene ese reto para cuando uno
esté listo, nos da chance de ignorarlo por un tiempo, de entrenar un poco hasta
que uno finalmente se decide y lo enfrenta, siempre se corre el riesgo de
fallar en ese primer intento (o los primeros 10, 20, 30… intentos) pero también
está la posibilidad de vencer o superarlo.
El punto es que estoy divagando demasiado,
espero que mi idea principal se entienda. Este año me ha hecho cambiar mucho,
demasiados cambios y demasiados retos, a veces los ignore y otras tantas los
enfrente y aprendí. Me di cuenta que de vez en cuando está bien ser inmaduro y
dejarse llevar por las circunstancias, que está bien hacer pendejadas, gritar,
correr como maldito loco, escuchar a las voces en mi cabeza, ignorar a las
voces en mi cabeza. Pero pues también no está muy bien clavarse demasiado (de
vez en cuando está bien ignorar a Wilfred). Que las amistades se encuentran en
todos los sitios pero que lo que realmente importa es conservarlas.
Este año también entendí que la verdad es la única
cosa que no tiene un escondite seguro, tarde o temprano alguien la encuentra,
alguien la descubre o simplemente se cae la fortaleza en la que estuvo
escondida.
Mi brindis de diciembre será para la VERDAD. Aunque
duela siempre es lo mejor que podemos encontrar y enfrentar. Y por mis
AMIGOS!!!! por más pedas juntos
Q LES SEA LEVE